Franklin Panco Castillo Saldaña, el pequeño pero gigante
pelotero que defendió los colores de Chiriquí en los torneos nacionales desde el
año 1974 a 1987, falleció ayer a los 58 años edad por un paro cardiaco.
Sus atrapadas, su manera de entregarse cuando jugaba hoy son
parte de la historia de la pelota nacional y su capítulo como pelotero y ser
humano han culminado.
“Pienso que Panco nos dio un legado que no todos hemos sabido
desarrollar, esa entrega que todo atleta debe manejar, sea profesional o no”,
apuntó el receptor Erick Marín.
Sin ocultar su pesar, Marín recordó en una oportunidad cuando en
un nacional Chiriquí empataba a dos carreras ante Los Santos, “yo estaba
lesionado en un muslo, y no estaba jugando”.
“Estábamos bateando y Panco llegó y le dijo al director, mete al
Negro aunque esté golpeado”, dijo Marín, quien fue receptor del equipo
chiricano.
“Lo dijo en dos ocasiones, y sin respuesta a su solicitud, me
dijo bájate los pantalones, yo lo hice. Y tomando un ungüento me dio un masaje
en el muslo. Al rato yo estaba bateando un imparable y lo demás fue historia.
Ese era Panco Castillo, nunca decía estamos perdidos”, recordó.
Compañero
Olmedo Morales, compañero de batalla del hoy fallecido jardinero
que bateaba a la izquierda, expresó que “Castillo pese a su corta estatura,
poseía una fortaleza inédita, bateaba, corría y simplemente se entregaba
totalmente por alcanzar la victoria”.
“Nos lo llevamos para completar el equipo y desde allí fue
escribiendo su gran historia en la pelota chiricana”, acotó Morales.
Franklin Panco Castillo falleció ayer cuando conducía un
auto de una empresa telefónica, donde laboró por más de 30 años.
Su cuerpo sin vida fue encontrado en la localidad de El Mangote,
ubicada fuera de la ciudad de David.
La honras fúnebres del jugador chiricano no han sido dadas a
conocer.
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